El Cipitio
De acuerdo a la mitología salvadoreña, el Cipitío también conocido como Cipitillo, era hijo de la Siguanaba, que en un principio era conocida como Sihuehuet (Mujer hermosa).

La Siguanaba también es otra leyenda popular en El Salvador. Esta mujer baga errante por los ríos y se aparece a los hombres como una mujer bonita, pero después cuando se le acercan y la ven de frente, se convierte en una mujer fea que puede hasta dejarlos locos para siempre.
El Cipitío fue maldecido a quedarse como un niño para siempre, aunque pasen los siglos. Cuentan que hace algunos años, cuando nuestros abuelos eran jóvenes era mas común encontrar las huellas de un niño en las cenizas de la leña de la cocina, cualquiera pudiera pensar que es una travesura, pero… quizá no lo era, a el Cipitío le encanta comer mucha ceniza y revolcarse en ella.
El Cipitío que aveces es conocido como Cipitín, se caracteriza por ser pequeño y también barrigón, tiene un enorme sombrero en su cabeza y se cuentan que sus pies los tiene al revés, por eso cuando las personas intentan seguirlo se pierden en sus huellas. Dicen también que tiene poderes mágicos para ir de un lugar a otro.
El Cipitío que aveces es conocido como Cipitín, se caracteriza por ser pequeño y también barrigón, tiene un enorme sombrero en su cabeza y se cuentan que sus pies los tiene al revés, por eso cuando las personas intentan seguirlo se pierden en sus huellas. Dicen también que tiene poderes mágicos para ir de un lugar a otro.
Él es un personaje inofensivo, que no hace daño a nadie, pero que si molesta con sus bromas y sus risas burlonas. Su espíritu es burlón, se esconde en los matorrales a las orillas de los ríos y quebradas para esperar a las muchachas bonitas que llegan a lavar o bañarse ahí. Cuando las ve, les dice unos piropos y les tira florcitas y piedritas, pero ellas no lo pueden ver. De hecho se dice que solo los niños pueden verlo.
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